miércoles, 20 de enero de 2021

Abigail

 

 

I
 
No recuerdo la aspereza de la primavera
cuando abres la noche con la espada de la luna
cuando amaneces dormida entre la arena y los colibríes
cuando te persiguen mis manos de silencio bajo el mediodía
Entre tus piernas crecen los sobrenombres
En tu pecho los frutos de las biznagas y los garambullos
En tu espalda anidan y cantan las golondrinas
Bajo tus ojos se esconden los jaguares que cuidan la casa
 


II
 
Te pido la hora del mar y los girasoles
y las rocas incineradas bajo la lluvia
Las iniciales oscuras de tu nombre
Te pido la pesadumbre del desierto
y la arena blanca de los remolinos
Un cántaro roto por el aguacero
Te pido tu presencia y las ciudades
que crecen como relojerías antiguas
El tiempo de tus ojos de colibríes
Te pido los jaguares del bosque
que cuidan la casa del incendio
El arcoíris que baja por tu espalda
Te pido la conmoción escondida
en las palabras y juegos infantiles
El beso sucio contra las asperezas
Te pido los lunares de la salamandra
contra el silencio contra el número
La cantera y la mariposa más recientes
 

III

Mis manos quieren tomarte del rocío 
sobre la última enredadera de los nogales
Astilla de arena y nube 
Mis ojos se hunden en el fondo de la noria 
puerta sin cerraduras de tu cuerpo
Mis pies caminan bajo la sombra del basalto
sembrado de colmenas para lo mínimo y extenso



IV
 
Por esta ladera crecen los garambullos
Recostada me iluminas con la sombra de la montaña
Me acaricia la desesperación del tigre
En tu espalda duermen los encinos
Escribo otra vez bajo un aguacero
 
 
V


Te conozco a destiempos
Quiero decir en la hora inacabada
que bordea las puertas con colibríes
en las escaleras iluminadas parcialmente
por la sombra de los septiembres lluviosos
Jaguar impreciso el que habita la arena
Palabra infantil traducida por rectores
Llama que aletea sobre la cantera
Caracol y desierto y mandarina asoleada
Y me adentro en la casa de los espejos
Por aquí se borran las serpientes de agua
Por el otro lado aparecen inviernos definitivos
en cuerpos de obsidiana y semillas y musgo
En otra luna se reflejan y evaporan los caballos
y en esta aparece tu cabellera inmóvil de la madrugada
 
 
VI
 
Allá afuera se repuebla la ciudad
y dormita cada vez más transparente
Sal y ocaso, enredadera y contratiempo
la hora y sus minúsculas nos absorben
Los perros devoran el desierto
Y los colibríes recuerdan los relámpagos
sobre las aberturas de los ladrillos rojos
Esta luna también se come en su forma silvestre
como las semillas abiertas de los girasoles